Hoy hemos hablado del consentimiento informado en los menores y de la prevención cuaternaria.
Hay que destacar que hay una disonancia entre el mundo sanitario, el jurídico y el ético.
El mundo sanitario se desenvuelve en un paternalismo rancio donde los pacientes y en especial los niños, no tienen ni voz ni voto.
El mundo procesal se mueve en uunas coordenadas burocráticas rígicas inaccesibles para los niños y absolutamente ásperas hacia sus derechos.
Para terminar, el mundo de la ética no ha sabido tener el músculo y la inteligencia para infiltrarse en la salud y la justicia para hacer ver que los niños de cualquier tamaño y edad, son seres humanos sujetos de todos los derechos de los adultos y beneficiarios de todas las ventajas y ajustes que puedan necesitar para disfrutar de los Derechos.
Los niños merecen lo mejor que el mundo les pueda dar.
Documentos sobre el consentimiento informado en los menores
1) Consentimiento informado en pacientes pediátricos
El consentimiento informado es una conversación entre el médico y el paciente para explicar lo siguiente:
Información sobre cómo y dónde se realiza un procedimiento o tratamiento y cuánto tiempo toma.
Los beneficios y los posibles riesgos o efectos secundarios del tratamiento/procedimiento.
Los beneficios y posibles riesgos de otras opciones de tratamiento o alternativas. Los beneficios y los posibles riesgos de no recibir ningún tratamiento. Después de la conversación, se firma un documento de consentimiento informado que indica que se han revisado estos puntos.
2) El consentimiento informado es un proceso de comunicación para proporcionar al paciente/padres/tutores información relevante sobre el tratamiento y el diagnóstico, para que puedan tomar decisiones informadas. El proceso de consentimiento informado en pacientes pediátricos no se comprende bien. La cantidad de información que se divulgará en un consentimiento informado es un tema de debate. Hay cuatro elementos básicos en el contenido del formulario de consentimiento informado: naturaleza del procedimiento, riesgos, beneficios y alternativas. El artículo describe los elementos esenciales y las implicaciones legales del consentimiento informado en la práctica pediátrica.
3) Hasta hace poco se admitía la obligación del médico de solicitar a los padres o al tutor legal el consentimiento para poder tratar a un menor de edad. No se contemplaba la posibilidad del que el menor pudiera intervenir en la decisión. En la actualidad esta forma de pensar es inadmisible y se va concediendo autonomía el menor a medida que va creciendo, reflejando una nueva concepción de los menores de edad como sujetos activos. El fundamento ético y jurídico de esta diferente forma de entender la actuación médica aparece en laLey 41/2002 de Autonomía del paciente Como idea básica destaca la obligación de respetar la voluntad de una persona autónoma, que después de una información adecuada, tiene derecho a decidir si lo acepta o no, aun sabiendo que ello pueda implicar un peligro real para su propia vida.
4) Desde la publicación de las declaraciones previas de la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP) sobre el consentimiento informado en 19761 y 1995,2 obtener el permiso informado de los padres o tutores legales antes de las intervenciones médicas en pacientes pediátricos se ha convertido en estándar dentro de nuestra cultura médica y legal. La declaración de 1995 también defendió, como afirmó el pediatra William Bartholome, “la experiencia, la perspectiva y el poder de los niños” en la colaboración entre los pediatras, sus pacientes y los padres, y sigue siendo una guía esencial para la práctica pediátrica ética moderna.
Tal como se recomienda en la publicación de 1995, esta declaración revisada afirma que los pacientes deben participar en la toma de decisiones de manera proporcional.
con su desarrollo; deben proporcionar consentimiento para la atención siempre que sea razonable. La toma de decisiones pediátricas sigue evolucionando en respuesta a los cambios en la tecnología de la información, los descubrimientos científicos y las decisiones judiciales. Los límites continuos en el uso generalizado del asentimiento/rechazo pediátrico hacen que esta revisión y reafirmación de la política de la AAP sea importante.
5) Consentimiento informado para ensayos clínicos pediátricos en Europa 2015 Desarrollado por el Grupo de Trabajo sobre Ética
6) Se informará de los siguientes aspectos: - Intervención a realizar: naturaleza de la investigación, objetivos de la misma, duración de la participación, procedimientos que se seguirán y aquéllos que son experimentales. - Riesgos razonablemente previsibles y molestias previsibles. - Beneficios que pueden derivarse del estudio, tanto para el sujeto como para otros individuos. - Alternativas existentes tanto para los procedimientos como para los tratamientos que se van a realizar. - Confidencialidad: Debe asegurarse la confidencialidad de los datos y documentos que identifiquen al sujeto. - Seguros: Se establece una política de compensaciones por lesiones secundarias a los procedimientos o tratamientos incluidos en el estudio, la disponibilidad de tratamiento para tales lesiones y de fuen!es de información adicional en caso de dudas al respecto. - Contactos: Se designarán personas con las que contactar en caso de que surjan cues- tiones acerca de la investigación o en caso de lesión secundaria al estudio. - Otros aspectos: Debe constatarse que la participación en el estudio es completamente voluntaria, que existe la posibilidad de retirarse del estudio en cualquier momento, con mantenimiento de los beneficios en caso de retirada.
Documentos sobre la prevención cuaternaria
1) Llamamos prevención cuaternaria al conjunto de actividades que intentan evitar, reducir y paliar el daño provocado por la intervención sanitaria. Toda decisión clínica conlleva simultáneamente beneficios y perjuicios y por esto es clave que los propios profesionales seamos conscientes de ello y recuperemos el viejo y milenario principio de actuación médica “primum non nocere”, lo primero es no hacer daño, por ser nuestro deber y nuestra responsabilidad. (Gervás, 2012a)
El trabajar con prevención cuaternaria exige un cambio de actitud, en el sentido de introducir de continuo el balance entre beneficios y riesgos. Las actividades sanitarias son cada vez más potentes, más precoces, más variadas y aplicadas por más profesionales y con ello aumenta su capacidad de beneficio, pero también el riesgo de daños. Por ello es cada vez más necesaria la prevención cuaternaria, el ser conscientes del balance entre los posibles cursos de acción, deseados e indeseables. (Gervás, 2011)
La prevención cuaternaria concierne por igual a la Atención primaria y hospitalaria, siendo en la primera donde el potencial de evitar daños es mayor, principalmente por el «efecto cascada» que conlleva el inicio de cualquier actividad por el médico de familia. (Gervás, 2012a) Hablaremos también de la iatrogenia producida por la actividad sanitaria en salud mental, un tema poco estudiado y que tiene como objetivo proteger a los pacientes de intervenciones farmacológicas o psicoterapéuticas excesivas, inadecuadas o innecesarias. (Ortiz Lobo, 2011)
En este sentido, es también importante tener presente que cabe hacer daño al ofrecer prevención cuaternaria en el día a día. No conviene, por ello, aceptar sin críticas las propuestas de prevención cuaternaria. (De Vito, 2013)
2) La prevención cuaternaria es un concepto creado en 1986 por el médico belga Marc Jamoulle y que consiste en atenuar o evitar las consecuencias perjudiciales de las actividades preventivas innecesarias, excesivas o de dudosa eficacia. Se trata de un término paradójico: “prevenir la prevención”; es decir, prevenir las consecuencias adversas de la medicina preventiva. Las razones son varias, pues, según acabamos de comentar, no siempre es mejor prevenir que curar porque es craso error suponer que la prevención es inocua. Las expectativas sobre las posibilidades de la prevención son a veces excesivas. Además, la prevención sin límites se ha convertido en un peligro para la salud pública y además fomenta la promoción de enfermedades y la medicalización de la sociedad. Es también una lucha contra la yatrogenia, que, para quien no sepa qué significa este palabro tan pedante, proviene del griego yatros (médico) y genos (que nace), y se utiliza cuando por la actuación del médico (desconocimiento o mala praxis) el paciente tiene una reacción adversa al tratamiento.
3) Prevención cuaternaria y fenómeno disease mongering Cultura es el resultado de lo que el hombre proyecta, anti- cipa y finalmente hace para adaptar el mundo en el que vive. Es por tanto un privilegio de la razón y una gran diferencia con el resto de los seres vivos que, muy al contrario, solo pueden adaptarse a su medio. En este devenir de la cultura se desarrolla la moderna medicina preventiva. Los pediatras conocemos los 3 niveles clásicos de pre- vención: la prevención primaria, dirigida a la población sana antes de que aparezca la enfermedad (p.ej., vacu- nas); la prevención secundaria, dirigida a detectar y tratar la enfermedad cuando aún no es sintomática (p. ej., infec- ción tuberculosa latente), y la prevención terciaria, dirigida a enfermos, con el objetivo de prevenir las complicaciones de su enfermedad (p. ej., retinopatía en los diabéticos). Sin embargo, en los últimos an ̃os, y solo en los países desarrolla- dos, la capacidad de la medicina para generar más iatrogenia que nunca, y el riesgo de insostenibilidad de los sistemas sanitarios, hacen surgir nuevos conceptos, como el de pre- vención cuaternaria, y nuevos fenómenos, como el llamado disease mongering o mercantilización de las enfermedades, que requieren desarrollar todo el potencial institucional de la prevención y toda la voluntad personal de la conten- ción. El concepto de prevención cuaternaria nace, pues, con características propias, ante la necesidad de controlar la iatrogenia de la propia medicina. Su peculiar objetivo, según sen ̃ala Marc Jamoulle, médico belga creador del concepto, es «identificar pacientes o población en riesgo de sobre- medicalización, para protegerlos de intervenciones médicas invasivas y proponerles procedimientos o cuidados ética- mente aceptables».
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