
Una de las oportunidades que nos ha dado esta crisis es conocer mejor cómo funciona el sistema, cómo va degenerando y el futuro que nos puede esperar.
Así, era importante para los ciudadanos que pusiesen a prueba al sistema de cara a conocerlo en primera persona y de cara a prepararse para un futuro incierto que no pinta bien. Ya el sistema antes de la pandemia estaba muy deteriorado y apuntaba un totalitarismo administrativo y judicial que inexorablemente nos preparaba algo malo.
Los más avanzados salieron a la calle en primera fila y arriesgaron todo lo que tenían desobedeciendo y enfrentándose al poder.
Algunos fueron multados, otros llegaron a ser detenidos y otros perdieron el trabajo. Algunos perdieron la familia y desgraciadamente en algunos casos perdieron a sus familiares.
El sistema está preparado para generar indefensión en los ciudadanos. En primer lugar, el sistema de producción de normas ya deficiente en "buen gobierno", permitió a los gobernantes hacer normas ilegales y forzar la maquinaria de la legalidad. Por otra parte, normas ambiguas se imponían impidiendo el respeto al principio de la previsibilidad. Se dictaron normas en las que todo era posible (entrar en un domicilio, detener, confinar, diagnósticos involuntarios, tratamientos forzados), y todo en un contexto de miedo y de presión que también afectaba a los operadores jurídicos y policiales. Además de unas normas delirantes, caso psicóticas, el funcionario presa de la conveniencia se sumó a esa "banalidad del mal" que describía Hannah Arendt, donde explicaba que los funcionarios no actúan así por maldad sino por mera comodidad y conveniencia.
El sistema judicial se ha empapado en las últimas décadas de inquisitorialidad. Se llama sistema de justicia inquisitorial en la que el Juez, es Juez y parte, no existe un control de las pruebas, la carga de la prueba corresponde al débil y no existe contradicción: La sentencia está tomada.
JUEZ Y PARTE: En España, los jueces son funcionarios de carrera y no se deben a la población sino a los políticos y forman parte de una administración fluida donde no se distingue diferencia entre el Gobierno y los jueces. Los jueces son jueces y parte porque si no cumplen, no promocionan o lo que es peor, no se les cubren las vergüenzas.
PRUEBA DIABÓLICA: Las pruebas se han convertido en diabólicas. Especialmente en materia de represión policial o de sanciones, es el ciudadano el que debe probar su inocencia porque a los funcionarios se les ha revestido de una certeza, una infalibilidad y una presunción de veracidad que obliga a los ciudadanos a grabar absolutamente todas y cada una de las relaciones con funcionarios. Si no grabas, estás muerto, porque nunca podrás probar que lo que dice un funcionario no sea correcto. Así que como en la inquisición, el acusado debe hacer un esfuerzo sobrenatural para probar que no es una aliado del mal.
FALTA DE CONTRADICCIÓN: El sistema está diseñado para que las pruebas no sean sopesadas de forma equitativa. Hay una absoluta asimetría de partes. Si un policía dice que has roto la ventanilla de un coche, no importa que no puedan probarlo ya que deberás buscar la manera de demostrar que eso es imposible frente a un Juez condicionado por el respeto a sus compañeros funcionarios. "Si pretende decirme que los policías han podido mentir, ya no tengo que hablar mas con usted, señor letrado..."
Estamos educando a los funcionarios a que se apoderen de un sistema de impunidad que puede llegar a ser muy grave y que es la antesala de un estado absolutista.
Todo es posible en un estado absolutista.
Y malo es que el sistema esté mal pensado y peor llevado, pero peor es que la llamada "disidencia" se haya convertido en un gallinero de telegram o de excursiones lúdicas que llaman manifestaciones o en canales de de teorizaciones poéticas. Cuando hay un juicio por un detenido, por un despido, por el fallecimiento de un paciente, por la quiebra de un negocio familiar o por una multa, la disidencia a veces lo retransmite... pero las víctimas se sienten más solas que nunca.
UN JUICIO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO NORMAL
Un policía te dice que has desobedecido. No hay prueba, pero da igual.
No te da copia de la denuncia para que no puedas alegar en el momento.
No te permite grabar porque dice que está prohibido.
Transmite la denuncia a su superior y a la autoridad administrativa.
Se inicia el expediente de sanción.
Uno hace alegaciones y se opone, y aporta documentos o solicita que se practiquen pruebas.
El instructor no hace valoración de los documentos o pruebas aportadas y sigue adelante.
El instructor hace propuesta de sanción y se la pasa al superior (todos sabemos que ni el instructor ni el superior pintan nada en esta tramitación porque todo, absolutamente todo lo suele hacer la misma persona y que a veces es el mismo funcionario o un técnico externo subcontratado.
Se hacen más alegaciones que no se resuelven.
Se dicta resolución, o no. Se notifica, o no...
Si tienes la suerte de recibir contestación presentas recurso de alzada, que nunca se hace caso.
Te llega el procedimiento ejecutivo sin límite de tiempo. A veces no conocen tu domicilio para notificarte pero sí para embargarte.
Presentas un último escrito de certificación de actos presuntos, o de nulidad, o lo que sea, pero da igual porque no le darán importancia. Saben que a ellos las multas y las demandas les salen gratis y que no tienen nada que perder y no tienen nada que temer. Incluso si pierden, no pagarán las costas.
Presentas demanda. Debes adjuntar todos los documentos y pruebas. Debe ser por la plataforma telemática y según sus normas. Hay que hacer apoderamiento y hay que depositarlo en plazo. Son esas costumbres antiguas que demuestran quién tiene la sartén por el mango. Si nombras mal un documento, se te puede rechazar la demanda. Con la demanda se ponen todas las cartas encima de la mesa. A partir de ese momento no puedes aportar nada más.
Pasa el tiempo, pasan las huelgas, pasan las vacaciones, pasa el desánimo del por qué me tuve que hacer funcionario" y el "con todo lo que trabajo y lo mal que me pagan" y de repente señalan para la celebración de la vista. El juicio. Mientras ya te han embargado para cobrarse.
15 días antes del juicio la administración debe aportar el expediente. No importa que el juicio sea para el año que viene. La Administración entregará el expediente 15 días antes del juicio ¿para qué adelantarnos?
El día del juicio lo tienes claro. Sabes lo que ha ocurrido y conoces la ley. Lo que no sabes es lo que va a presentar la administración. No importa que el juicio esté señalado para dentro de un año. La administración no contestará la demanda antes del día del juicio.
Entramos en la sala. Comienza el juicio.
Excepciones procesales por las que no se pueda celebrar. No se admiten.
Ratificación del demandante: Se ratifica en su escrito de demanda (el cliente dice "qué breve")
Contestación de la demanda por la administración: Por primera vez, sabemos lo que piensa y plantea la administración. Nos lo podría haber dicho antes, pero esto es un juego de cartas donde no hay nobleza ni servicio efectivo al cuidadano, ni buena fe ni confianza legítima. Es como un juego de cartas. La justicia en manos de trileros y tahúres. Nunca dejan de sorprenderte con lo que se sacan de la manga. Porque la Ley les permite sacarse lo que quieran de la manga.
Los clientes en este punto piensan "qué poco ha hablado mi abogado y cuánto y qué bien ha hablado la abogada del gobierno, mientras brotan corazones de sus ojos" El cliente no es consciente de que eso es parte de la burla. El abogado ya enseñó sus cartas por escrito hace meses y no es necesario añadir mucho más a la demanda, mientras que el abogado del gobierno está mostrando las cartas marcadas ahora y todo lo que plantea es nuevo para el juez.
Fase de pruebas. El demandante ya ha presentado lo que tenía que presentar con la demanda y si por casualidad quiere aportar pruebas nuevas, el deseo de hacer justicia no permite admitirlas...
La administración demandada aporta las pruebas que quiere: Muchas de ellas no están en el expediente administrativo ni son conocidas por el sancionado. La ley nos permite presentar lo que queramos con la contestación de la demanda.
Debería haber otra fase en la que el demandante pudiese tener la oportunidad de presentar nuevas pruebas, pero eso interrumpiría el proceso y ya se sabe, una justicia mala y lenta, dos veces mala, pero una justicia mala y sumaria es peor.
Fase de conclusiones del demandante. El demandante nunca tiene la última palabra. El legislador se ha cuidado mucho de que los ciudadanos comparezcan siempre como demandantes y la administración como demandada. Así, quien ríe el último, ríe mejor y la administración siempre tiene la oportunidad de intervenir en último lugar.
Fase de conclusiones de la administración. La administración tiene siempre la última palabra y aprovecha esa posición. Recoge todo lo expuesto y en una palabra final tiene la oportunidad de posicionarse a sabiendas de que el demandante nunca podrá replicar una falsedad o un error.
La sentencia fácilmente puede dar la razón a la administración frente a unos ciudadanos multados que van casi desnudos pero siempre sin ninguna compañía a los juicios. El juez pocas veces puede hacer algo por el ciudadano sancionado.
La sentencia probablemente venga sin pie de recurso, porque al ser un pleito de cuantía inferior a 30.000 euros, no caben recursos.
Esto es lo que ocurre con la gente que lo arriesga todo por la verdad y la justicia. A veces se gana y a veces se aprende en un contexto tan cruel como injusto.
Pero lo que se echa de menos es compañía. Las víctimas necesitan compañía.
Cuando fueron multados, confinados o despedidos se sentían rodeados de muchas otras personas que ahora echan de menos.
Creo que lo importante de la experiencia es prepararse para el siguiente asalto, pero me da la sensación de que falta mucho por preparar.
¡Ay madre! Estamos perdidos los que nos han robado a nuestros hijos los funcionarios. Menos mal que con el letrado Luis de Miguel como abogado defensor podemos tener esperanza aunque sea tan difícil
Bien, aparentemente la posición sería: "no hay solución, la arbitrariedad gana, así que resígnate y sométete". Pero, la actitud para mi es: "puedo conocer como funciona la -cosa-, mi dignidad como ser humano está por encima de la -cosa-, aunque pierda en lo material", y hay algo que nunca se tiene en cuenta: La impredictibilidad en la respuesta de un ser humano (sea en forma de abogado, juez, policía,...). Así que la confianza y la perseverancia que no se pierda. Después de la oscura noche, siempre llega un nuevo día. Saludos cordiales.
Pero ¿qué clase de compañía y en qué momento? No sé si te refieres a organizar una manifestación o algo así el día del juicio, o sea, a "armar jaleo".
Lo que sí concluyo de este artículo es que, si todo eso es verdad, ¿vale la pena la lucha? El artículo me recuerda a películas como "El proceso", de Kafka, o "La cabina", en las que no hay salida hagas lo que hagas.
Espero que haya alguna esperanza para las personas que estamos en esa situación.
Pues si que está difícil la cosa...pero la justicia frente al poder nunca ha sido fácil. No veo otra forma de afrontar esto que no sea la asociación y cooperación de las víctimas. Si vamos cada uno por nuestro lado estamos bien fritos...Finalmente hay que asumir que el poder, tiene poder, y la desobediencia tendrá un coste elevado, como lo ha tenido históricamente. Ánimo con vuestra labor!
Triste. Seria buena idea organizar encuentros de apoyo los días de juicio? En tal fecha, juicio en tal lugar, poco a poco podemos convertirlo en una forma de presión y quien sabe si daría algún resultado. No sabemos cuanta gente acudiría, poca es mucha para dar calor humano a la victima.