Vaya por delante que la mentalidad de los psiquiatras es especial. Consideran que dentro de su pretenciosa superioridad técnica y moral, pueden privar de libertad a sus pacientes. Piensan que los pacientes carecen del conocimiento para conocer su situación y tomar sus propias decisiones.
Es por ello que abusando de la nula conciencia de enfermedad, los psiquiatras sistemáticamente:
Promueven diagnósticos involuntarios
Deciden internamientos involuntarios
Aplican tratamientos involuntarios
Autorizan abortos y esterilizaciones involuntarias.
Emplean contenciones químicas y físicas de manera abusiva
Autorizan el empleo de cámaras de vigilancia y la intervención de comunicaciones telefónicas de los pacientes
Niegan a los pacientes las comunicaciones judiciales que les afectan
Niegan el derecho de los pacientes a la asistencia de abogados.
Defienden la incapacitación y la anulación de los pacientes.
Defienden la retirada de los menores de sus familias para la institucionalización crónica.
Defienden el uso de tratamientos no avalados científicamente y que son degradantes y crueles como el electroshock.
Reciben mordidas de la industria farmacéutica que llaman "transferencias de valor"
Ocultan "transferencias de valor" cobrando a través de fundaciones y sociedades científicas. Como miembros de la organización colegial, además de los anteriores pecados, mantienen dos estructuras opacas de corrupción Médico Sanitaria:
Fundación Instituto de Investigación Sanitaria Illes Balears (IDISBA) que sirve para pagar sobornos a los médicos de manera opaca simulando una actividad científica aparente.
Fundació Patronat Científic, que dentro del Colegio de Médicos sirve para ocultar soeces negocios económicos
Desde esta mentalidad enfermiza, lo que es cierto es que un psiquiatra como presidente de una institución colegial es un auténtico peligro para la medicina y los pacientes y un fiel representante de lo peor de la profesión médica y la mafia sanitaria.