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El Hombre masa

Actualizado: 5 ene 2021


El colectivismo, la idea de que la unión hace la fuerza, de que todos juntos podemos organizarnos mejor y de que el bien común debe estar por encima de los derechos individuales, es quizás el cáncer más metastásico y peligroso que existe, pues se va infiltrando año tras año en las distintas capas y estructuras sociales.


Esa herejía del pensamiento que desviste y empobrece a todo ser humano que toca, afecta tanto a los colectivistas de derechas (nazis, fachas, fascistas, para-nacionalistas y pseudo-demócratas) como a los colectivistas de izquierdas (rojos, zurdos, comunistas, socialistas y sociatas). Todos, se reúnen y profesan la misma religión que se llama “social-democracia” que es el eufemismo que se le da al fascio-comunismo.


Pero si hay algo más preocupante que el fascio-comunismo que se ha extendido por todas las estructuras sociales es la misma estúpida existencia de cada una de las células que componen este delirio político: los ciudadanos-masa.


Los ciudadanos masa o el “hombre-masa” como decía Ortega y Gasset (el populacho que decía Goebbles (nazi) o el tonto útil que decía Alinski (comunista)) son esas personas incapaces de pensar por sí mismos y cual papagallos hacen que resuene la mentira y la maldad.


La masa ingente de idiotas enchufados a la propaganda, repite una y otra vez sin juicio crítico alguno, lo contrario de lo que repetían hace un año.

  1. Hace un año, había un gobierno en la sombra formado por banqueros, logias y judíos que ponían en riesgo las democracias. Ahora, el colectivista está feliz con el endeudamiento del gobierno sin control, y está a favor de ese gobierno sionista internacional que vive de arruinar países enteros, regiones enteras. Se regocija con que los fondos de inversiones, puedan comprar la deuda de países enteros (fondos internacionales como Black Rock, Vanguard, Fidelity, Eliot, etc.)

  2. Hace un año, el neoliberalismo y la globalización estaban socavando la soberanía de las naciones. Ahora está a favor de ese gobierno sionista internacional y fondos capitalistas de inversiones que viven de arruinar países enteros, regiones enteras.

  3. Antes el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, eran grandes estructuras de corrupción que extorsionaban y endeudaban países. Ahora se relaja al ver la posibilidad de una globalización exclusiva donde los países pierdan totalmente su autonomía gracias a la deuda impagable a los bancos centrales y élites financieras.

  4. Hace nada, las farmacéuticas eran esas empresas criminales que extorsionaban a países enteros con precios imposibles para medicamentos básicos, inventaban enfermedades. Ahora entra en éxtasis con solo pensar en la existencia de un monopolio farmacéutico del que nadie podría escapar.

  5. Hace un suspiro, el colectivista radical hablaba de crear empresas públicas farmacéuticas para acabar con la corrupción y centralizar la banca en una banca pública para acabar con la usura sionista de los bancos centrales. Ahora tiene la felicidad del tonto que no ve por ignorante, que los bancos centrales son bancos privados, y que si se consigue el monopolio bancario, desaparece cualquier brizna de libertad.

  6. Hace muy poco que el colectivista se quejaba de la manipulación de los medios y su control por parte de unas pocas familias -sionistas como no- igual que los bancos centrales. Ahora el colectivista está encantado ahora con las familias que controlan la prensa y la información y sonríe al ver como triunfa la censura.

  7. Hace un instante que el colectivista sentía a la humanidad secuestrada por conspiraciones internacionales del sionismo, la masonería y el capitalismo y luchaba por un mundo nuevo donde reinase la libertad de los seres humanos y la transparencia, donde cada uno pueda trabajar sin ser explotado, pueda elegir su propio sexo y no deba soportar la carga de la contaminación de otros. Ahora ya no existen las conspiraciones sionistas, masónicas, del Vaticano, de las grandes fortunas. El coronavirus acabó con todo eso. Ya no existe corrupción judicial ni política. Ahora todos los negocios son limpios.

  8. Antes la policía era un aparato represor del poder. Ahora es un defensor de la vida a golpe de provocaciones, denuncias falsas y detenciones ilegales.

  9. Y ayer como hoy, el colectivista disfruta de la existencia de laboratorios de biotecnología como arma de guerra o de terrorismo, así como de la experimentación con seres humanos para el único lucro de las corruptas farmacéuticas y sus amigotes políticos.


El hombre masa cree ahora, porque así se lo dicen, que estamos en camino de un mundo feliz donde el hombre no tendrá nada y todo se lo proveerá el estado; donde no existe el dinero y los gobiernos fabricarán la riqueza a través de deuda y tecnología.


Antes creían que las guerras eran fruto de conspiraciones sionistas y que la población no era consciente de ello porque la prensa controlada por grupos capitalistas y neoliberales estaban unidos para ocultar la verdad.


Ese hombre masa en España -como ha sucedido en otros países-, creyó que una alternativa política que nacía de la nada, era un movimiento espontáneo que iba a regenerar la vida social desde la transversalidad, sin ser de derechas ni de izquierdas. Ese hombre masa, sigue creyendo en parte que el mismo engaño vestido de morado, es distinto del que está vestido de verde.


Ese hombre masa tan estúpido antaño, sigue siendo el mismo estúpido de ahora.


Pero se conforma con que le dejen salir de casa con la mascarilla.

Mira a otro lado ante la brutalidad policial

No se inmuta ante la corrupción y la deuda que nos dejan.

Cree en la ciencia de las farmacéuticas y mira de reojo las muertes intencionadas de miles de ancianos, la humillación del millones de niños.


Pero nosotros podemos cambiar eso.

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